miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mañana ya no podrán. Relatos seleccionados de la 7ª semana

Frase de inicio: Mañana ya no podrán

Autora: María Sirgo González

Título: Ponle freno

Mañana ya no podrán aconsejarle. Ni siquiera hoy. Ese viaje, ese estúpido móvil y esa pasión por recorrer mundo. Me lo decían a menudo: “No hagas dos cosas a la vez”. Habláis pero no cumplís. Lo siento. Os echaré de menos. Espero que vuestro último viaje a lo más alto haya sido menos doloroso para vosotros que para mí. Huérfana.


Autor: Adrián Romero Guerrero

Título: Dieciocho

Mañana ya no podrán bailar por la calle. Ni se encontrarán su habitación recogida. Tampoco soñarán con volar. Mañana dejarán de ser libres. No volverán a ser iguales. Hoy veo cómo están entre dos mundos muy distintos. Mañana serán adultos.


Frase de inicio: La persona que más te ha dado en la vida

Autora: Teresa Terrón Rodríguez

Título: Precipitación

La persona que más te ha dado en la vida se te ha ido y deseas entonces irte también tú. Los coches veloces salpican pisando los grandes charcos. Estás empapado al igual que la barandilla. Resbala, pero no tienes miedo porque tienes claro el siguiente capítulo de tu vida. Caes, y ahora te vienen todos los anteriores. Pasan rápidamente ante tus ojos, no se te escapa ni uno. Y es ahora cuando te das cuenta de que es un error. Miras a todos lados desesperado buscando una segunda oportunidad. No la hay. En breves momentos te habrás ido. Como deseabas, ¿no?
Plof. Habértelo pensado dos veces.


Frase de inicio: Me pregunto si estarán igual de contentos cuando sepan la verdad

Autor: Marco Muñoz Pérez

Título: Pintores

−Me pregunto si estarán igual de contentos cuando sepan la verdad – dijo el más joven del asiento trasero del monovolumen.
−Sí. Al final, la pintura les va a salir más cara de lo que pensaban – respondió el copiloto.
Como una flecha, llegaron a la entrada del banco. Los seis hombres, disfrazados con monos, sacaron grandes cubos de pintura, se marcharon hacia el banco y entraron. El director se dirigió contento hacia ellos a la vez que éstos sacaban disimuladamente unas ametralladoras del interior de los botes de pintura. Minutos más tarde, los “pintores” habían bañado de un color granate las viejas paredes del banco.

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